miércoles, 6 de octubre de 2010

VOLVER A EMPEZAR (II)

En esta segunda parte, voy a intentar analizar la actuación de los diferentes miembros de la selección Española de baloncesto en el peligroso paso atrás que dió en el MundoBasket de Turquía, y dejar para la tercera entrega, una composición de lugar de lo que puede ser o debería ser el equipo en futuras e inmediatas competiciones.

En primer lugar, y donde más miradas está dirigiendo la afición española, habría que hablar de Sergio Scariolo. El trasalpino, ha demostrado en Turquía, que está lejos de los mejores entrenadores. Ni una solo decisión táctica correcta ni una pequeña lectura de partido. Scariolo, ha estado dormido y excesivamente confiado, y con ello el grupo que supuestamente dirigía.
El primer gran fallo del italiano, lo tiene en la confección de la lista definitiva; y no en el sentido de quien debería haber estado y quien no, ya que esto es muy objetivo y cada persona que le preguntes, incluiría jugadores diferentes, sino en la forma de encajar el puzle, moviendo a las piezas de su sitio. Claramente hay dos ejemplos. Sergio Llull en el Real Madrid, ha ejercido de base y en la selección, su tocayo lo quiso poner, en cualquier circunstancia como el suplente de Juan Carlos Navarro. En la preparación, amen de la lesión del balear, prácticamente no le puso en esta demarcación, para acabar en el propio campeonato como el base durante muchos minutos debido al bajo nivel que ofrecían los dos bases.
El valenciano Claver, versátil jugador de 2.07 metros y que en su club, el Power Electronics de Valencia ocupa la posición de alero alto, en la selección está postergado al ostracismo de ser el quinto pivot de la selección. Si además de no jugar en el sitio, donde está brillando y que le ha hecho ser elegido en el número 22 de la primera ronda del Draft por Portland Trail Blazers, está el agravante del tremendo agujero que hemos tenido en el rebote, vemos otro de los fallos del seleccionador, incapaz de salirse de su guión.

Otro grave fallo que tuvo Scariolo, fue establecer claramente la diferencia entre jugadores titulares y jugadores reserva, independientemente del rival, de cómo iba el marcador o de rachas de los jugadores. El seleccionador optó por incluir en el quinteto inicial, tanto a Navarro como a Rudy Fernández, renunciando al tres alto moderno, siendo esta una de las claves de que siempre perdiéramos en la lucha por los rebotes, aunque destacando los rebotes que si cogía Rudy, más por salto que por colocación o por ganar la posición.

Esa obsesión por el quinteto titular, le llevó a incluir sin excusas a un Jorge Garbajosa, que está lejísimos del nivel que tuvo otrora, tanto a nivel defensivo, como de toma de decisiones. El de Torrejón ha estado errático y empecinado en intentar demostrar no se sabe qué.
Durante la gira previa a Turquía, se quiso señalar a Marc Gasol, como la primera referencia ofensiva del equipo. Pues bien, en el torneo, no vimos jugadas que finalizarán en él. Y los escasos balones, que le llegaban, Marc los devolvía, encarando pocas veces en el uno contra uno. Sus fallos en los tiros libres en varios partidos, nos enseñaron a un jugador que está lejos de ser un jugador determinante, por mucho que en Memphis roce casi siempre el doble-doble.

En los aleros no podemos objetar nada; Navarro ha cumplido de sobras, a pesar de sus problemas de espalda y Rudy, ha sido de los que más garra le ha echado y más rabia tenía por la decepción con la que se estaba desarrollando el campeonato.

Y si Marc ha sido un rotundo fracaso, lo mismo podemos decir de Ricky Rubio, el mejor jugador joven de la Euroliga 2010. Aun teniendo en cuenta que el planteamiento inicial de repartirse casi por igual los minutos con José Calderón, se fue al traste, el caso es que Ricky ha hecho una campeonato horroroso. España, no ha corrido y por tanto no ha disfrutado. Y un claro culpable ha sido el del Masnou. Donde ha vuelto a manifestar unas carencias que pensábamos ya superadas, como el lanzamiento exterior o la ordenación del juego en estático.

Y Scariolo quiso morir con las botas puestas y aun en los primeros partidos, en que España no carburaba, era el quinteto que consumía y consumía minutos y cuando se decidía a hacer cambios, los hacía en “bloque”. Esto tenía una grave consecuencia, al desaparecer de pista tanto Rudy, como Navarro, el equipo carecía de poder ofensivo, por lo que la sensación que dieron los primeros partidos, era que la “2ª unidad”, no estaba aportando nada. Afortunadamente, esto cambio con el transcurso de la competición y Los Sergi LLull, San Emeterio o Fran Vazquez se fueron asentando en los minutos que estaban en pista y daban más tranquilidad, con el claro ejemplo del partido contra Argentina, donde fueron claves en la remontada del tercer cuarto.
Scariolo debio olvidar que en baloncesto se pueden hacer cambios y era incapaz de mantener la intensidad defensiva, sobresaturando de minutos al equipo que estaba en pista. Así era curioso ver, como Fran Vázquez, saliendo desde el banquillo cometía su quinta falta (la imagen que enfocó la televisión de Marc en el banquillo, cuando no pensaba volver a salir es un claro exponente) o la cara roja ,roja de Rudy Fernández, extenuado por su esfuerzo.
El caso es que el italiano firmó cuatro años de contrato y ahora parece que el presidente de la FEB, José Luis Saez, está teniendo la paciencia que no tuvo con Pepu Hernández, el artífice del inicio de la época dorada que hemos vivido- Al ser eliminados de la lucha por las medallas, Scariolo dijo que haría balance al finalizar el Mundial, balance que a día de hoy no ha llegado. ¿Nos tenemos que conformar con ser una selección que da una imagen de que lucha hasta el final?¿Esta esperando Scariolo que le echen y cobrar el finiquito entero? ¿Va a venir una etapa de oscurantismo en la Federación Española?
Que bien ha venido en la Avenida de Burgos (sede de la FEB) que haya llegado ya la Supercopa y el inicio de la ACB y el bronce de la selección femenina, para pasar rápidamente página de un punto negro en la historia de esta selección,por mucho que se diga que solo ha sido un tropezón.

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